La pandemia de COVID19, junto con el incesante progreso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), favoreció la consolidación de una nueva tribu de viajeros: los nómadas digitales, “ciudadanos del mundo” que disfrutan de la libertad de movimiento que les otorga el trabajo remoto para mudar su residencia temporal y viajar con su “oficina” a cuestas, mientras conocen otras culturas y hacen nuevas amistades.
A esto vino a sumarse una nueva modalidad de viaje de creciente aceptación entre empresas y empleados: las workations, que integran trabajo (work) y vacaciones (vacations) en un mismo desplazamiento, muchas veces en compañía de la familia.
Así las cosas, los hoteles urbanos se vieron en la necesidad de ampliar y diversificar su oferta para adaptarse a los requerimientos de esta nueva tipología de huéspedes, los cuales demandan un amplio abanico de servicios híbridos.
En un contexto en el que la línea divisoria entre ocio y negocio se torna cada vez más borrosa, los hoteles urbanos se han esforzado por complementar su oferta de servicios y reformular su propuesta de valor en base a las necesidades y preferencias de un nuevo perfil de cliente que disfruta de alternar momentos de trabajo y esparcimiento, pero además de encontrar todo en el mismo lugar.
Se abre así camino un nuevo concepto de hospitalidad, más holístico y abarcativo, que propone a los hoteles como “centros de experiencias”, y que conjuga instalaciones y servicios diseñados para captar la atención y cumplir las expectativas del segmento bleisure (business + leisure).
Por el lado del “Business”, aquellos hoteles que durante la pandemia reacondicionaron sus habitaciones para que funcionaran como oficinas (room office), aprovecharon el auge del blended travel para crear espacios permanentes de co-working, invirtiendo asimismo en mejoras de conectividad.
En cuanto al “Leisure”, hemos podido ver cómo los establecimientos han reaccionado ampliando su oferta de ocio para seducir a los nuevos viajeros con restaurantes de gourmet de especialidades, roof tops con DJ y/o música en vivo, y propuestas de entretenimiento para grandes y chicos, como salas de juegos o kids clubs.
Pero además, cabe señalar que esta apuesta por la ampliación y diversificación de servicios trae aparejados beneficios adicionales que no son menores; y más aún si se los analiza en un contexto de creciente competencia, entre los que podemos mencionar:
- Fortalecimiento y diferenciación de la propuesta de valor hotelera frente al alquiler vacacional
- Estadías más prolongadas (nómadas digitales + workations)
- Mayores ingresos, ya sea por vía del aumento de la tarifa diaria promedio (ADR) o la venta de servicios conexos (por ej.: A&B)
- Captación de público local